miércoles, 9 de marzo de 2022

Guillo Pérez Maestro y Artista Dominicano 1926-2014 1/3


Maestro Guillo Pérez 1/3 parte. Historia Oral dirigida por Pedro De León Concepción para el Archivo General de la Nación y el Museo de Arte Moderno dentro del Proyecto de investigación "Voces del Arte" el 8 octubre 2008 en Santo Domingo, República Dominicana.

lunes, 7 de marzo de 2022

Venecia Juan. Constitucionalista habla sobre la Guerra de Abril 1965


Entrevista de Historia Oral. Miercoles 11 de abril del 2007, Las Cañitas, Santo Domingo, República Dominicana, Realizada por Pedro De León Concepción para el Archivo General de la Nación, Proyecto de investigación Voces de la Revolución de Abril de 1965.

Mireya Mazara habla de Orlando Mazara y su lucha revolucionaria desde el 1J4

JOSEFINA PADILLA, luchadora patriótica durante el Trujillismo, Triunvirato y Guerra de Abril.

Margarita Fondier de Cordero sobre Dajabón, cultura y tradiciones en la frontera dominico-haitiana.

Eneida Altagracia de Seguie habla de Miches, su historia en Dictadura de Trujillo y la Guerra de Abril de 1965.


Eneida Altagracia de Seguie habla de Miches, su historia en Dictadura de Trujillo y Guerra de Abril. Entrevista de Historia Oral para el Programa de Investigación (Producción de Fuentes Orales) para el AGN el 31 de octubre 2008, Miches, El Seibo. República Dominicana.

lunes, 31 de enero de 2022

Testimonio de José Hungría, Proyecto Voces de la Revolución de Abril. AGN República Dominicana

 



Testimonio de Hungría, José

Lugar de entrevista Santo Domingo (AGN)

Fecha de la entrevista 2006-09-29

Con Jesús Díaz

Proyecto Voces de la Revolución de Abril



  • Estallido de la Revolución de Abril: Acciones en San Juan de la Maguana (San Juan 24-04-1965)


J H. Me percato de esto en San Juan de la Maguana y estaba escuchando a Tribuna Democrática, y cuando escuchaba Tribuna Democrática en vez de poner el himno del PRD lo que salió fue el himno de la marsellesa, lo recuerdo como ahora, “tocaba el himno de la marsellesa acabó y volvieron a repetirlo”, y el Doctor Peña Gómez no hablaba o José Francisco Peña Gómez, no era Doctor todavía y cuando él lo hizo efectivamente fue para comunicarle al pueblo que en el campamento del kilómetro 28 si mal no recuerdo había en ese campamento un levantamiento militar que lo encabezaba el Capitán Mario Peña Taveras, y que en su accionar había hecho preso al Jefe de Estado Mayor del Ejército y a su jefe y que había puesto en libertad al Coronel Hernando Ramírez, a Álvarez Holguín, a Jovanny Gutiérrez, un paquete de coroneles constitucionalistas que estaban complotando y que los había puesto en libertad y que se habían sublevado ahí.


Recuerdo que desde ahí se traslada a Radio Televisión Dominicana el Doctor Peña Gómez que no recuerdo si nada más era Radio Santo Domingo en esa época, y cuando va a tomar los micrófonos se presentó el Coronel Ovalles, a quien yo conocía y lo hizo prisionero, desde ese momento nosotros tomamos en mi pueblo la vanguardia de la resistencia, la dirección de la resistencia nos ponemos en contacto con el señor Ernesto Rodríguez y a escondidas, o sea, tuvimos que escondernos, ir al clandestinaje toda la noche. El domingo por la mañana se apareció el señor Mario Viña Betances, gran amigo nuestro, y se apareció también acompañado del señor Hermógene de la Cruz, ellos eran socios comerciales, se aparecieron en mi casa y me invitaron a que lo acompañaran y nos trasladamos a Juan de Herrera, por donde está el corral de los indios, no había comunicación, todas las comunicaciones, las emisoras estaban suspendidas, y en Juan de Herrera nos colocamos el vehículo en un cable de alta tensión, le levantamos las antenas, y eso posibilitó que escucháramos informaciones desde Santiago, de las emisoras del Cibao y ya más o menos las nueve de la mañana, nueve y media venía la información de que el Triunvirato había sido derrocado, que Donald Read Cabral estaba prisionero, y que las Fuerzas Constitucionalistas habían tomado el Palacio Nacional, esas eran las informaciones que pudimos manejar, captar ahí a través del radio del vehículo del Señor Mario Viña Betances.


Decidimos trasladarnos a la Ciudad otra vez, a San Juan de la Maguana y cuando vamos entrando a la Ciudad, no sé si fue Mario Viña o Hermógene, no recuerdo cuál de los dos, pero uno de ellos me dijo ¿Y qué tú vas a hacer?, entonces yo le dije, llévame a tal sitio, me llevaron ahí, le digo trasládame a otro sitio más y así hice tres o cuatro sitios que le pedí, me llevaron, hablé con compañeros del 14 de Junio, le dije de mi propósito, los invité que me acompañaran y ya en ese momento le pido que me lleven a Radio San Juan, que era la emisora principal y creo que era la única en ese momento, que la gerenciaba el Doctor Luis Pelayo González, cuando llego a la emisora le digo al locutor Rafael Duvar Díaz, que yo me iba a dirigir al pueblo, él era perredeista y yo lo sabía, y estuvo de acuerdo, pero para cubrirse en salud me dijo que él quería que yo le permitiera comunicarse con el Doctor Pelayo González para que diera su anuencia y yo le dije que sí, que lo hiciera pero que la emisora estaba tomada, o sea, que yo iba a usar la emisora de toda manera, entonces el Doctor Pelayo González asistió, estuvo de acuerdo y comenzó a transmitirse por la emisora de que yo me iba a dirigir al pueblo, no pasaron 10 minutos de comenzarse a hacer ese anuncio cuando se apareció Monseñor Tomás Reilly, arzobispo, obispo de la diócesis de San Juan de la Maguana y que había participado en la lucha contra Trujillo, yo estuve preso en la cárcel “La Cuarenta” casualmente, sindicado, por decir, como la persona que hacía las coordinaciones de las reuniones conspirativas del arzobispo, del obispo Monseñor Reilly, entonces cuando él se aparece en la emisora me invita a que le diga lo que yo voy a decir, entonces yo me revelo, le digo que no, que cómo se le ocurría eso, que él sabía que yo había luchado por la libertad de mi país y que jamás yo me iba a someter a que él me cerciorara, que se sentara ahí y que escuchara, entonces él me decía que tenía el temor de que yo agitara la masa, le dije, no señor, yo no voy a hacer eso, “pues tese tranquilo”, siéntese, y se sentó, pues nos llegó el momento de yo dirigirme al pueblo, me dieron los micrófonos y cuando iba más o menos a mitad del discurso sucedieron 2 cosas, se apareció el señor Ernesto Rodríguez, que era el secretario, presidente de la juventud del PRD a la emisora, y también apareció el Primer Teniente, Médico Odontólogo Emilio Artec Canarda, que era a la razón el médico dentista del ejército con un documento firmado por el Coronel Juan Esteban Pérez Guillén donde le comunicaba al país y al pueblo de San Juan de la Maguana que la tercera brigada se adhería a la lucha de los constitucionalistas, ese documento yo lo leí, y sé que mandaron al Doctor Artec Canarda quien después fue diputado por el PRD y también fue secretario cuando Hatuey Decamps, fue presidente de la Cámara de Diputados, fue secretario de la Junta de la Dirección de esa Cámara, pues bien, en esa situación leo, como dije, el comunicado que firmaba el Coronel Juan Esteban Pérez Guillén, adhiriéndose a los constiucionalistas, adhiriendo la tercera Brigada y desde ahí, desde ese momento de retiro pero se produjo un enfrentamiento con el obispo Reilly, Mario Viña Betances y Hermógene de la Cruz, recuerdo que cuando salía de la emisora Mario Viña Betances le hacía señalamientos y acusaciones duras a Monseñor de agentes de la CIA representante del gobierno norteamericano, en fin, cosas de esa naturaleza y eso se propagó rápidamente en el pueblo y eso dio pie a la unidad de la Fuerza Reaccionaria, e inmediatamente en la tarde se provocó una reunión en el departamento de Boy Scouts en San Juan de la Maguana y donde había el representante del ejército y de la policía y allí lo instigaban a tomar acciones represivas contra las Fuerzas que se unían al Movimiento Constitucionalista pero especialmente contra mí porque entonces me endilgaban la acción o el enfrentamiento del señor Viña Betances y Hermógene de la Cruz aunque yo había sido el que había dirigido la acción y que se iba a sacar la iglesia y la casa curial fue rodeada de militares y yo en conocimiento de esto tuve que hacer una acción un poco riesgoso y fue solo atravesar por el cordón militar solo para que vieran que no había actitud de esa naturaleza, de agredir y tuve que correr ese riesgo y lo hice.


Pues bien, en esa situación me tuve que trasladar a Elías Piña, al cercado de las Matas de Farfán, a todos esos pueblos donde el 14 de Junio tenía representación y el PRD y comunicarles la situación en que estábamos embarcados, informarles que la Revolución había triunfado, que tenía enemigos poderosos que conspiraban contra su desarrollo y que había que estar vigilante a los movimientos de esas fuerzas y en lo posible y en la capacidad que pudiéramos responderlo, ese fue mi accionar.




J D. ¿En qué fecha estamos hablando?


J H. Eso es al otro día, eso fue el 25, domingo, que se desarrollan todos esos acontecimientos, el lunes se abortaron las masas en el Parque Central, en el Francisco del Rosario Sánchez pidiendo participar en los acontecimientos, querían venir a la capital, yo mantenía la tesis de que no, que había que mantenerse en la Ciudad unidos y que esas fuerzas si se abortaban en la Capital lo que le iban a producir era poco margen de obra de movimiento a los constitucionalistas porque ellos sabían que no había ni la cantidad de armas, pero un movimiento así en ese inicio el abastecimiento le iba a ser muy difícil, entonces yo mantenía la tesis de que esas fuerzas que mantenerse en San Juan. Ya el lunes o el martes apareció uno de esos que son atronados, y cogió y tiró una renga, el fin fue que subió en tres camiones toda la masa que había ahí, todo el pueblo y salió hacia la capital, bueno, fueron detenidas.


J D. ¿Eso es el mismo 25?


J H. No, como el 27, todavía debo señalar que el 14 de Junio no participa en la Revolución, habíamos miembros aislados que por nuestra cuenta habíamos desobedecido a la dirigencia máxima, o sea, solamente los que tenían conocimientos como Oscar Santana, como Oscar Santana, que aparece por la relación que tenía con su padre Isidro Santana que era un conspirador junto con el Doctor Peña Gómez, lo era este señor, Contreras, Genedón Contreras, Sucro Féliz, en fin pertenecían a ese grupo que eran conspiradores directo con Peña Gómez por eso Oscar Santana de los primeros del 14 de Junio que desobedecen la dirección máxima y actúa aquí en la Capital y yo allá en San Juan de la Maguana, bueno, pues de ese grupo que salió en los camiones una gran parte fue hecho preso otro huyó despavorido, que todavía no han vuelto muchos, hicieron familias por esos pueblos por donde se quedaron, entonces yo me quedo en San Juan y sigo organizando la Resistencia.


J D. ¿Ninguno de ellos pudo llegar a la capital?


J H. ¿De ellos?, pudo ser que alguien llegara, no puedo asegurar, inclusive un hermano de Alejandro Deñó Suero, que ese es “Chivú”, el comandante Chivú es quien lo detiene que era primero o segundo teniente en la Fortaleza de San Cristóbal, ese es el que dirigía en la operación contra ese grupo que se va a unir a los constitucionalistas aquí en la capital, pero con la fuerza o lo poco que quedó, nosotros comenzamos a trabajar clandestinamente e informamos a la capital de que estábamos en la actitud de resistir con las armas cualquier acción de las Fuerzas contrarias a las de la Revolución y le pedimos pertrecho, armas y un día se apareció Pedro Ciprián Rodríguez Suberví Alias “Popo”, primo hermano de Rafael Suberví Bonilla, en un vehículo de Obras Públicas, una camioneta Ford, en los interiores de la puerta, que eran unas puertas bastante grandes llenas de armas la camioneta, todas las armas que pusieron ahí se trajeron y cuando él me comunica que tiene todas esas armas, que buscamos la forma de descargar la camioneta y nos trasladamos a la sección de Mogollón, busqué al señor Ernesto Rodríguez que eran hermanos de padre coincidencialmente y me acompañó junto con el señor Pedro Ciprián Rodríguez Suberví (Popo) descargamos la camioneta Ford que tenía unas iniciales de la Secretaría de Obras Públicas, me recuerdo que era color crema y esas armas las trasladamos a un cabaret que estaba cerrado, o sea, que no estaba activo y tenía habitaciones, departamentos que facilitaban el escondite de esas armas y las escondimos ahí cerca de un sitio que le dicen Tenguerengue, así le decían al Cabaret “Cabaret Tenguerengue”, el señor Gregorio Rodríguez padre de Pedro Ciprián Rodríguez Suberví y de Ernesto Rodríguez, ahí las escondimos, o sea, las desmontamos en Mogollón, bueno, nos quedamos ahí a la espera de que se iban a enviar más armas y efectivamente un día tengo la información que el señor Pedro Ciprián Rodríguez Suberví (Popo) había sido hecho preso junto a Jorge Eyaime de los Santos, persona que tuvo preso conmigo en La 40 y en la Victoria en la lucha anti-Trujillista y amigo míos mío y vecinos que se aparecieron en un carro porque el señor Jorge Eyaime de los Santos era vendedor de la Casa Cerame y ese carro que era un Chevrolet de dos puertas estaba preparado para guardar dinero y mercancía en caso de que fuera asaltado porque transportaba cantidad de dinero de los cobros que hacía la Casa Cerame en la Región del Sur y no sé qué otras regiones más, en fin que el carro tenía un sobre piso y ahí venían las armas, el carro fue hecho preso junto con Jorge Eyaime y Popo como dije anteriormente, entonces permanecieron presos, eso fue viernes para sábado pasaron sábado, a Popo lo despacharon pero el señor Jorge Eyaime lo mantuvieron detenido, yo pasaba en forma sigilosa y un poco oscuro por donde estaba el patio de la policía que era donde estaba parqueado ese vehículo y me percataba de que el vehículo estaba ahí y por eso más o menos tenía un control simple de las acciones de la policía y de la situación de preso Jorge Eyaime.


J D. ¿Porque no había descubierto?


J H. Todavía no me doy cuenta de eso, es a la persistencia del vehículo ahí es que yo me doy cuenta, o sea, concluyo o especulo de que ellos no habían descubierto las armas en el carro, lunes o martes que todavía el carro permanece detenido y Jorge Eyaime, me ingenio esta idea de buscar unos amigos que eran del Señor Salín Eyaime, padre de Jorge Eyaime que era diputado de Unión Cívica muy amigo y vecino de la policía y del Coronel, que si mal no recuerdo era Isidoro de los Santos Brito que murió en estos días, y esos amigos yo le llevé la idea de que el señor Salín Eyaime era un desconsiderado, una persona de poco afecto como padre hacia su hijo porque teniendo las relaciones políticas y afectivas del Coronel no había diligenciado la salida de su hijo siendo esto que yo entendía posible, pues esos señores amigos se motivaron y se dirigieron donde Salín Eyaime y le expresaron lo que yo le había dicho sin decirle que había sido yo, yo me puse al acecho de la reacción de mi maniobra y vi al señor Salín Eyaime que pasó al cuartel de la policía e inmediatamente preparé un pequeño comando para si entregaban el vehículo pues desactivarlo de las armas, y efectivamente hora y media más tarde el carro lo estaban entregando y soltando a Jorge Eyaime y cuando él llegó a su casa con el vehículo ahí mismo yo mandé una persona para que él le entregara la llave del vehículo para desactivar las armas, él entregó la llave, nos llevamos el vehículo hacia la finca del señor Niño Oviedo que la gerenciaba su hijo Fernando Oviedo, quien hace poco era síndico de la Común de San Juan de la Maguana y ahí desactivamos el vehículo, le sacamos las armas y se lo entregamos al señor Jorge Eyaime para que se dirigiera aquí a Santo Domingo y hacia la empresa que era la propietaria del carro, esa operación tuve éxito porque la hicimos con una rapidez que no le dimos tiempo a los servicios de inteligencia a prepararse a hacer los apresto para seguir el carro, fue una cosa relampagueante, o sea que cuando vinieron a reaccionar los servicios de inteligencia ya el carro estaba desactivado.






J D. ¿Pero se llegaron a enterar de que en el vehículo había armas?


J H. No, no, la Fuerza Militar no, después es que ellos se dan cuenta, después sí viene la reacción, la reacción viene cuando yo encabezo el primer levantamiento que se produce en la Revolución del primer levantamiento armado que culminó con el asalto al cuartel de Sabaneta en San Juan de la Maguana que es por donde está la presa de Sabaneta.


J D. ¿Asaltaron ese cuartel?


J H. Asaltamos ese cuartel, lo tomamos sin tirar un tiro, pero se produjeron ya dentro del cuartel el incidente que no estaba previsto, entre compañeros y los guardias que rompió el control de la acción y por lo cual yo tuve ordenarle retirada a mi compañero combatiente, esa acción fui yo que la comandé.


J D. ¿Abandonaron entonces el cuartel?


J H. Si.


J D. ¿Pero se lo devolvieron a los soldados?


J H. No, porque ellos estaban fuera del cuartel, lo que nosotros dejamos fue el espacio del cuartel porque ellos comenzaron a dispararnos y la función de nosotros no era fajarnos a tiro, era tomarlo y usarlo como rehén y hacer que su compañero fuera en su auxilio y entonces preparar un acción donde nosotros quedáramos con el control del cuartel y la mayor cantidad de armas para entonces continuar la lucha, ya nuestros propósitos no eran posibles porque nos retiramos.


J D. ¿Qué acción fue que se produjo que usted que los llevó a tomar la decisión de retirarse?


J H. Oh, un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, de compañeros nuestros con los guardias, compañeros que desobedecieron las órdenes, no cumplieron las órdenes, se pasaron del sitio donde debían estar y eso trajo enfrentamiento cuerpo a cuerpo entre los militares y se armó un caos, los guardias aprovecharon la circunstancia y escaparon hacia el monte y desde allá comenzaron a dispararnos hacia el cuartel, o sea que nosotros quedamos en posesión, ahora la posesión que nosotros debíamos tener la han ocupado los guardias y son los que entonces nos están atacando.


J D. ¿Cuando ustedes penetran, toman el cuartel, no recogen las armas?


J H. No hubo tiempo porque nosotros entramos sin los guardias darse cuenta, nosotros entramos disfrazados, entró un grupo pequeño de dos personas, dos personas entraron al cuartel y nosotros nos íbamos a quedar rodeando el cuartel y dando voces de que éramos una fuerza poderosa y que teníamos el dominio militar del cuartel, pero no ocurrió así, cuando penetraron penetró principalmente un compañero que ya yo dos o tres veces le había dicho que se quedara atrás en la retaguardia, pero era muy nervioso y cuando caminábamos un trecho ya él iba en la vanguardia y yo tenía que parar el movimiento, el avance de las tropas y volverle a recomendar que volviera a su sitio, pero que va, yo me daba cuenta que era una persona muy nerviosa y no tenía control de su estado emocional.


J D. ¿Ustedes se quedaron lejos, porque ahí no llegaban a pie?


J H. ¿Dónde?


J D. Allá, al cuartel


J H. No, nosotros llegamos a pie porque nosotros estábamos en la montaña y estábamos en la comarca.


J D. ¿Por dónde ustedes suben?


J H. Nosotros entramos precisamente, las armas estaban en la finca de Niño Oviedo que eso está en un sitio que le dicen Mogollón ahí en ese intermedio está la finca, que está como a cinco o seis kilómetros del pueblo y desde ahí partimos hacia los predios de la carretera de Juan de Herrera, por el monte, y tomamos, entonces esa parte donde le dicen Río Arrieba del Norte, la Parte Sabaneta, que por ahí es que nace Río San Juan.



  • Traslado del Levantamiento a Barahona. (Barahona 1965)


Entonces esa parte ya yo lo conocía porque el frente Francisco del Rosario Sánchez que se levantó cuando la insujeción de Manolo, del 14 de Junio, ese frente iba a operar ahí, entonces fue delatado y fue trasladado a Barahona, por lo cual yo tenía conocimiento o algún conocimiento de esa zona, o sea, de la que más tenía conocimiento y también era una zona estratégica para operaciones.


J D. ¿Se traslada el lugar del levantamiento y también personas a Barahona?


J H. Claro, si.


J D. ¿Usted estuvo en el frente de Barahona?


J H. Fui como subcomandante de ese frente, que yo iba como comandante en San Juan, al trasladarnos pues se puso un lugareño, una persona natural del lugar.


J D. ¿Cómo se llama?


J H. Ángel Luis Candela, fue el comandante del frente y yo ocupé la función de comisario político, que viene siendo el subcomandante en los frentes guerrilleros.


J D. Usted me dice que suben por ahí ¿Cuánto tiempo le toma eso?


J H. Óigame, nosotros subimos por ahí porque lo primero era que yo estaba convencido que las Fuerzas que me acompañaban no tenían capacidad para responder militarmente a una acción militar, ninguno tenía entrenamiento excepto a los que yo mandé a tomar el cuartel, que era un guardia y un marino que había tenido los rangos de cabo y sargento, esas fueron las personas que yo usé para las operaciones. Entonces la tuve que acelerar.



J D. ¿Entonces fueron disfrazados?


J H. Si, si.


J D. ¿Cómo?


J H. Como campesinos con saco arriba, al hombro, ahí iban las armas, sacos que estaban abultados como que llevaban vívere, viandas y cosas, o mercancías, pero los que iban eran el fusil lleno de hojas, de cosas livianas que le permitían moverse, ahí lo que iban eran las armas. Entonces ellos penetraron al cuartel, lo que ocurrió fue que eso fue acelerado precisamente por ciertas indisciplinas que hubo en las tropas, desobediencia sobre el consumo de los alimentos, el silencio, la forma como teníamos que desplazarnos, en fin, que ya yo me veía obligado a tomar una acción militar porque mi actitud inicial siempre fue subir a la montaña y allí dar un entrenamiento intensivo, rápido a la tropa para que tiraran porque cuando uno tira por primer vez y eso yo lo he visto, que le ha sucedido, señores eso es un caso difícil, difícilmente uno acciona un arma de fuego cuando tira el primer tiro porque uno se llena de pavor, en una pequeña esquirla se le entran residuos de pólvora y la explosión en el oído le produce una situación de pánico donde usted no controla su estado emocional.


J D. ¿Cuántos hombres tenía usted?


J H. Éramos, si mal no recuerdo éramos trece, yo a veces no me ocupo mucho de esos números, pero yo creo que éramos trece o quince, una cosa así.


J D. ¿Todos armados?


J H. Si, sobraban mejor armas, teníamos fusiles, lanza gas, fusiles ingleses, había ametralladora Cristóbal, había suficiente granada de fragmentación y de demolición, en fin, suficiente para un frente de esa naturaleza.


J D. Usted dice que cargaron esas armas por ejemplo en vehículo, en la puerta, en sobre piso ¿Y de dónde provenían?


J H. De la Revolución, de los comandos de la Revolución, el 14 de Junio que tenía un comando supremo en la Revolución y que llegó en un momento determinado a ser el eje militar de la Revolución, o sea, que tenía los comandos más importantes.


J D. ¿Las armas llegan de aquí a San Juan?


J H. De aquí a San Juan, a través de uno de los que tenían conocimiento de esas armas era el comandante Chivú, tío de Francisco Alberto Caamaño Deño, porque él cuando estalla la Revolución era Capitán de la Policía en San Juan de la Maguana, de allá es que él se incorpora a la Revolución y las agujas de la ametralladora la dañó, o se la quitó a la policía, cuando se fue de San Juan de la Maguana dejó inservibles las armas con que lo podían atacar a él, eso fue a la Revolución.





J D. Pero hay un elemento que hemos oído todo contradictorio, porque aquí en la Revolución de Abril el problema era la carencia de armas, hay reporte incluso de que andaba un compañero armado y dos detrás de él esperando que cayera para coger el arma, entonces ¿Cómo toman la decisión el 14 de Junio de mandar armas de aquí a San Juan?


J H. Bueno, ocurre que el 28 de Abril es la ocupación norteamericana, verdad, qué necesitaban ellos, quedaron cercados, ellos necesitaban fuerzas que accionaran porque ellos quedaron cercados, entonces no hay acción militar, entonces aunque hubiera pocas armas tenían que procurar producir operaciones fuera de ese recinto hasta por cuestiones políticas más que militar, dar la impresión de que el Movimiento tenía ramificación y que era capaz de accionar en otros ángulos.



  • Intentos de extender el Movimiento al interior: Envío de armas a San Juan y la Región Sur. (San Juan 28/04/1965)


J D. ¿Cuando usted toma el cuartel qué fecha era?


J H. Mira, yo no me recuerdo exactamente cuál era la fecha, pero fue mucho antes del 14 de Junio, no solamente mandaron a San Juan, mandaron en lo previo del cruce de Ocoa, La Yaya, ahí había un grupo que iba a operar coordinadamente con nosotros, los contactos eran un señor de nombre Guido Féliz, que murió, hermano de Cucho Féliz que fue diputado dos veces, dos períodos en el congreso, hijo de Jerinardo Féliz, un cacique de Padre las Casas, Guido Féliz era quien me llevaba las partes internas de ese grupo, o sea, tenía la coordinación entre el grupo que yo dirigía y lo que estaban acantonados ahí en la Javilla, Las Yayas, esa parte ahí, de la capital era José González Espinosa quien fue militar, quien me llevaba las partes militares, las informaciones de qué y cómo debíamos desarrollar los acontecimientos, eso era de aquí de la capital él coordinaba tanto las Fuerzas que estaban en Las Yayas y las que estaban en San Juan. Hay un sitio ahí que le dicen La Javilla en el sector, eso es en la carretera que va de Azua a San Juan. Ahí estaba Yimy Durán, estaba Arcenito Ortiz, que lo mataron.


J D. ¿Usted hizo contacto con Yimy Durán?


J H. No, no hago contacto, quien me llevaba los informes era José González Espinosa y Guido Féliz, que ese vivía en Padre las Casas y viajaba en un autobús, hacía el transporte de pasajeros y de negocios, compra y cosas que le llevaba a los lugareños de Padre las Casas y viceversa, entonces él aprovechaba esa situación coyuntural y donde un primo hermano que se llama Américo Bautista Féliz, ahí coordinábamos los encuentros para recibir las informaciones, Guido Féliz es quien me comunica que uno de los que estaban, de los combatientes que iban a participar, pues se tomó unos tragos y cometió algunas indiscreciones en Padre Las Casas, yo pienso que eso fue lo que provocó el desvelamiento de ese grupo y vía de consecuencia la muerte de Arcenio Ortiz, esa situación es que obliga a que yo me valla a la montaña, me insurrecte antes de tiempo porque mi condición fue esta “para morir como un Cristo mejor morir peleando”, porque yo me sentía ya que mis brazos estaban cortados.


J D. Que le había llegado la hora.


J H. Claro, porque qué hacían de la Revolución, todo el sanjuanero que iba por la escasez de armas a ofrecerse como combatiente pues ellos lo mandaban donde mi y le decían que yo tenía las armas, entonces llegaban a San Juan así mismo, ¡mira, que tú tienes las armas!, yo quiero, entonces ya se hacía un secreto a voces la situación que yo me vi obligado a tomar una decisión más la información de lo que había ocurrido en Padre Las Casas, entonces tomé la decisión de pasarme a la montaña, lograr preparar al grupo, pero tampoco eso fue posible por imprudencia e indisciplina de compañeros que por falta de entrenamiento cometían eso y yo los entendía.


J D. Cuando usted decide abandonar el cuartel porque tuvo enfrentamientos, penetran dos ¿Dejan las armas dentro?


J H. No, no, no, los guardias se llevan las armas, los guardias se arman.


J D. Pero yo lo que digo es ¿Cómo es que dos personas entran al cuartel?


J H. Era de noche.


J D. ¿Llevan armas?


J H. Pero ocultas.


J D. ¿No llegaron a sacar las armas de los sacos?


J H. No, no, no, porque quienes íbamos a hacer la acción de verdad éramos los que estábamos a fuera.


J D. ¿Entonces cómo los militares abandonan el cuartel y se lo dejan a ustedes?


J H. Porque se produce un enfrentamiento cuerpo a cuerpo entre compañeros que no debían entrar al cuartel y penetraron, que no sabían ni cómo se iba a ejecutar la acción, desconocían, uno le decía; no, quédense ahí atrás, no.


J D. ¿Y todos no conocían el plan?


J H. No, no, al plan estaban los que iban a ejecutarlo, solamente la vanguardia tenía conocimiento, los que tenían que entrar al cuartel eran porque precisamente yo no quería y había otro grupo que era el que iba a accionar fuera, que iba a coronar el cuartel.


J D. ¿Entonces desde fuera sí llegaron a vociferar que eran una fuerza numerosa o no llegaron a decir?


J H. No, no, porque fue inmediatamente, es que entró, se armó una situación de anarquía total y yo lo que atinaba era conservar la tropa.

J D. ¿Un soldado regular lo último que debe abandonar es la posición, qué era la defensa del cuartel?


J H. Bueno, pero yo no te diría que abandonaron, pero no abandonaron el área.


J D. ¿Cuántos soldados regulares eran?


J H. Debían haber más o menos tres o cuatro más o menos, era más o menos un centinela que había adelante que logramos pasárnosles al centinela, el centinela lo mantenía yo encañonado y producto de esa situación, porque ahí había compañeros que quedaban donde estaba el blanco del centinela, o sea, que si disparaba lo mataba a Guillo, a mi compañero.


J D. ¿Tiene enfrentamiento con esos soldados regulares?


J H. Si, nos retiramos, comenzó un tiroteo de ellos hacia nosotros, los tiros me pasaban a mí por la nariz, muy cerca, cuando pasaban zumbando pasamos un río que había cerca, en fin, que yo logro agrupar creo que seis o siete, hay un compañero que cuando se arma la demandada, el río, dice, se llama Ramón, no sé el apellido, era militar, era de los que debía tomar, o de lo que penetró, entonces se dijo, tiró el grito, ¡vamos a pelear, a caso somos mujeres!, y ahí cuando da esa voz es que yo.., bueno, la retirada, y le digo no retirada, retirada me le acerco a él porque yo estaba en la retaguardia como comandante, protección del comandante, yo estaba en la parte final, entonces en el enfrentamiento yo paso a la vanguardia y por eso me encuentro con él, porque ya en esa situación yo tenía que dar las órdenes más de cerca.



J D. ¿Ahí no cae nadie?


J H. No, no, no cayó nadie, no hubo herido, nada de eso pasó, entonces al poco rato cuando tratábamos de cruzar la carretera y lo que nosotros habíamos planeado, un camión lleno de guardias va en rescate, en auxilio de sus compañeros, yo por lo menos tenía como cuatro granadas arriba y no sé cuánto tenían ellos pero no se podía accionar porque ya la operación había perdido su fin, pero todo como se planificó se desarrolló.


J D. ¿Esa fue la única acción militar que ejecutaron?


J H. Bueno, nosotros sí, ese frente, entonces después me enteré que había caído varios presos, ahí cayó el Doctor Isaías Ortiz, Pedro Ciprián Rodríguez Suberví, el Doctor Manuel Herrera de los Santos, que es psiquiatra, trabaja en el departamento contra la droga, en el Consejo Nacional de Drogas, era él psiquiatra, especializado en alcoholismo y drogadicción, que era cuñado de Héctor Méndez, ese cayó preso porque ese estaba encargado de la resistencia en la ciudad interna y probando una granada de esa de demolición se la tiró a un campo y la consecuencia fue que lo hicieron preso, lo llevaron preso, yo logré penetrar a la ciudad con las armas, cuando llegué había un grupo que yo había autorizado a que se separaran de nosotros con las armas y las había dejado escondidas cerca de la Fortaleza de San Juan, cuando yo penetré que logré llegar a la ciudad, a la casa de uno de los compañeros ahí me informaron que las armas estaban en el río San Juan, en el primer caño, me explicaron el sitio y tuve que salir otra vez a cargar esas armas y las llevé y las junté con la que yo había traído, ¿Que ocurrió?, que esas armas, debo decir antes, que logro penetrar a mi casa, ya tenían la información de que mi casa había sido allanada en dos ocasiones en la madrugada, entendí, y también porque no tenía otro medio que las partes más seguras aunque por un rato muy corto, muy efímero, era mi propia casa, cogí y me escondí por poco tiempo en mi casa, por horas quizás, pero de ahí pude penetrar a la casa de un norteamericano, de un pastor Evangélico de nombre Mr. Bambly, que era casi vecino mío, y él me escondió y me llevó donde había dos radios de aficionados, un receptor y un transmisor, y por ahí yo tenía buena comunicación, escuchaba a Radio Constitucionalista, escuchaba las emisiones de la Radio Cubana, en fin, tenía una buena información, ahí tuve más o menos doce o quince días escondido, él era un pastor evangélico, allí penetraban muchas gentes y tuve que salir de ahí, de ahí me sacó el señor Federico Pérez Matos a base de unos contactos que hizo porque yo tenía un negocio que era vecino del de él y a través de mi esposa él pudo coordinar mi salida de donde el norteamericano, me sacaron en una caja de Nevera de esa alta y la sacaron con una flecha ya previa en información de que esa flecha en el sitio que quedara cuando señalara era el camino que yo debía escoger, seguir, bueno, pues de ahí me llevaron a un almacén de una ferretería que él tenía, ahí pasamos un vía cruce grandísimo, era un calor porque era un almacén cobijado, techado todo de zinc, era muy frío en la noche y demasiado caluroso en el día, entonces de ahí me sacaron porque estaba todo vigilado por las Fuerzas Militares y hasta por la Fuerza Interamericana, me sacaron por la carretera de Vallejuelo que era donde no había esa vigilancia y me soltaron en un basurero y en el basurero salí de la caja y cuando miré la flecha había un camino señalado y tomé ese camino, de ahí comencé un vía cruce bastante difícil hasta llegar a Constanza por parte del monte, parte carretera, evadiendo los puestos militares, ahí quedamos en la carretera de Ocoa a Constanza, en La Nevera, ahí nos amaneció, un frío, era en pleno verano pero hacía un frío que los guardias tenían fogata y frazadas para cubrirse y llevamos un trago inclusive para mitigar el frío y no nos lo podíamos tomar porque los temblores tanto de la boca que en los labios como en las manos hacía que nos cuarteábamos los labios y los dientes, entonces nos amaneció ahí, no pudimos, y penetramos a Constanza ¿Qué ocurrió?, que en el trayecto del basurero hasta yo lograr abordar el vehículo que debía recogerme, pues yo me llené de cadillo, de lodo, en fin, caí me recuerdo en un terreno movedizo que yo creía que eso era fábula pero la realidad me hizo entender que eso era cierto, yo no creía que eso existía, caí y yo no encontraba que tenía fin, la suerte es fue que quedé muy cerca y pude agarrarme de unos arbustos y salir, entonces salí a la carretera y cambié la ropa, la esposa mía me mandó un pantalón, una camisa, en fin, y ¿Qué ocurrió?, que yo cambié esa ropa para presentarme en la casa de Brunilda Pérez, hermana del señor Federico Pérez Matos que es quien está haciendo la posibilidad de mi traslado.



  • Represión en San Juan después de la Guerra. (San Juan 1965)


J D. ¿Usted se fue a San Juan entonces, al finalizar la guerra, o se queda aquí?


J H. Sí, me voy a San Juan de la Maguana, pero antes de irme tuve que publicar en el periódico, dar unas declaraciones, que el Coronel Isidoro de los Santos Brito estaba en una actitud represiva y ya había matado a un ciudadano que vendía billetes en el mercado público de San Juan, y yo conocía que era una persona muy nerviosa y de acciones a veces impredecibles, entonces para proteger a los combatientes yo fui al periódico Patria y di declaraciones de la conducta de este señor y de los que podía ser capaz, entonces, esas declaraciones después me enteré, llevaron a que el señor fuera más comedido, me lo hizo saber un día tomándose unos tragos yo pasaba por donde estaba y me llamó, y me dijo que lo acompañara, yo usé un ardí para no acompañarlo, pero qué sé yo, le dije que sí, que volvía y me gusta cumplir y volví, y se me armó un lío grandísimo, un grupo de adulones, había oficiales, comenzaron a agitar, yo tomé acción, el fin es que ya cuando él tenía unos tragos me invitó a que saliéramos a donde le dicen la mesopotamia, que me fuera con él y un solo oficial, suerte que el dueño del negocio se dio cuenta cuando yo hacía la negativa de que no lo quería acompañar y él insistía, me dijo; mira Hungría, traje el vaso de agua que tú me pediste, yo no le había pedido vaso de agua, fue un agilidad de él, yo en seguida cogí la seña, entonces me fui a coger el vaso de agua y cuando fui me dijo la puerta del patio está abierta, y escapé por el patio, él fue a perseguirme, él se cansó de vocearme y se lamentaba de no encontrarme, y escapé por la casa de un señor que se llama Nikelén donde había dos perros, pastor alemán y yo caí ahí y los perros no me hicieron nada, y pude por ahí escapar, o sea que esa fue la situación que recibí en San Juan de la Maguana.



José Hungría Sánchez, Antitrujillismo del 14 de Junio. Su Historia de vida a través de su Testimonio.

 




Angela Peña haciendo referencias a Hungría Sánchez
José Hungría Sánchez Mesa
Fue torturado y participó en guerrillas y contiendas antes de convertirse en un pacífico sastre de primera
El exquisito sastre que diseña y confecciona los trajes primorosos de la gente notable fue el valiente soldado de las guerrillas del Sur, comandante constitucionalista de abril, combatiente incansable contra la dictadura trujillista cuyos esbirros lo torturaron con saña hasta verlo desfallecer hinchado por los golpes, las vértebras quebradas, los dientes rotos, pies, manos y espaldas desfigurados, la lengua lacerada.
El equipo más sólido de esbirros lanzó sobre su cuerpo adolorido escritorios y máquinas de escribir. Esposado, le propinaron palos, trompadas, chuchazos, bastonazos, corrientazos en la silla eléctrica para que confesara una supuesta complicidad con el obispo de San Juan de la Maguana, monseñor Tomás Reilly, para derrocar el régimen.
José Hungría Sánchez Mesa es la representación de la historia que no se ha escrito, la revelación de innumerables secretos y conductas políticos, el máximo símbolo de la rebeldía y el valor que a los 69 años confiesa decidido que "todas las acciones que perjudiquen al pueblo me tendrán a mí de frente". Por eso en vez de la escopeta y la ametralladora Cristóbal con que se alzó en las sierras de Neyba, en 1963, lucha con la palabra.
Ya en 1965 dio demostraciones de sus dotes de orador y poder de convencimiento cuando luego de tomar a Radio San Juan, animó al pueblo en la batalla. Su discurso vibrante por los humildes y explotados se trasladó a Onda Musical en "Abriendo la compuerta". La intolerancia rompió los vidrios de su vehículo y de su negocio en represalia por las denuncias difundidas. Debió salir del aire. Él acusa de los hechos a una facción del partido que fundó en su comarca en 1961, el PRD.
Detallista, lúcido, gráfico en sus exposiciones, vehemente en sus convicciones, el también paisajista, zapatero, periodista, con algo de músico gracias al profesor Carías Lavandier, era el cuadro con el que contaban los líderes para adoctrinar y movilizar las masas desde San Cristóbal hasta la frontera. Por eso conserva recuerdos desconocidos de actuaciones de Ángel Miolán, José Francisco Peña Gómez, Manolo Tavárez Justo, Francisco Alberto Caamaño, Héctor Aristy, Tony Barreiro, Domingo Peña Castillo (La Cuca), Roberto Duvergé, Víctor Mariano Fleury Fernández (Cabuya), entre otros dirigentes con los que se reunió en momentos gloriosos, en circunstancias aciagas, en horas decisivas del pasado reciente del que ha sido protagonista de primer orden.
"Trujillo no es demócrata"
Hungría es el nombre que le pusieron sus padres, Carlos Augusto Sánchez Mesa y Zunilda Suero Valdez, cuando nació el siete de noviembre de 1938, en San Juan de la Maguana. Un cura pidió que le bautizaran mejor como José, el papá se opuso pero para complacerlo se lo antepuso a Hungría.
Junto a Fidencio Vásquez Caamaño, Rolando Cuello, Pablo Rosendo de los Santos, Andrés Báez, Carlos García Mendieta, realizó estudios de bachillerato que interrumpió en cuarto grado porque su oposición a Trujillo la inició a los 12 años y antes de que se celebrara el histórico "Desfile del millón", ya era perseguido. Aprovechó el viaje que debía hacer a la capital, para salir de su ciudad natal y ocultarse cuando se produjo la parada del camión en Azua. Logró fugarse junto a Rafael Gómez (Papilín), compañero de lucha, pero fue perseguido y descubierto en un cabaret por "el capitán Edí Genín, lugarteniente del temible general Alcántara de "El Sisal". Escapó porque el guardia estaba borracho.
Debido a sus incipientes condiciones de tribuno le asignaban discursos de loas al Generalísimo que logró evadir gracias a la comprensión de sus maestros, Darío Valenzuela y Nelsa Andino Batista. En las madrugadas colocaba letreros antitrujillistas, pero solo. Aunque tramaba acciones con Nelson y José Enrique Valenzuela, Jaime Capell Bello, Emilín, José Aníbal y Rufino Paniagua, Manuel de Jesús, Eugenio y José Lapaix (Chicho), Enriquito Sánchez, Jorge Heyaime, Danny Recio, Claudio de los Santos, entre otros, se llevaba del consejo de su abuela: "Secreto de dos, secreto de Dios", refiriéndose a los labios, y esperaba que los camaradas se retiraran a dormir para escribir en letras grandes: "Trujillo Asesino", "Trujillo ladrón", "Chapita" en calles y casas y "en la clínica que dirigía el doctor Orestes Cucurullo. Nunca me descubrieron".
"Crecí en un ambiente en el que se hablaba de democracia. Mi abuela Altagracia Julia Mesa, profesora y después médica, hija del general restaurador Zoilo Mesa, fue alumna de Eugenio María de Hostos y tenía ideas muy liberales, hablaba de democracia y cuando yo veía el ejercicio de Trujillo entendía que esa no era la democracia que yo oía en casa. Por eso le discutía a mi amigo Ernesto Sánchez: "Trujillo no es demócrata".
La masacre cometida con los expedicionarios de 1959 acrecentó su lucha. En el Movimiento Revolucionario 14 de Junio ofrecía a los pocos antitrujillistas que dejó la represión en su localidad "las informaciones que transmitía la Unión Patriótica por Radio Difusora Venezuela, Radio Rumbo, Radio Puerto Cabello, Radio Barquisimeto y Radio Caracas. Los locutores eran Amiro Cordero Saleta y Miguel Ángel Velásquez Mainardi. Con ellos aprendí a hacer la bomba molotov, ellos decían una consigna: "En el campo guerra y en la ciudad fuego". Hice siete bombas, ahí fue la primera vez que caí preso".
Descubrió que era buscado "estando en la farmacia de Esperanza Miguel escuchando a Guillermo Peña Frómeta cuando decía Fulano de tal: ¡Muerto!", aludiendo a los expedicionarios caídos. Me espiaba un calié apodado "Gambao". Después de leída la Pastoral católica contra el régimen, de que aparecieran incendiados "el carro de Fello Díaz, del Partido Dominicano, y el establecimiento de Migdalia Segura", lo llevaron en un "pisicorre" a La 40, junto a "Juanito Herrera, Yude Michelén, Nibín Paniagua, Claudio Méndez, José Castillo Valenzuela, Lulio Rosado, El Mago Méndez, Miguel Ángel (Baby) Ramírez, José Vetilio Valenzuela, Nibín, Claudio Méndez"... Narra lo ocurrido en la cámara de torturas y llora. "Estaba la plana mayor de los sicarios: Figueroa Carrión, Clodoveo Ortiz, Ciriaco de la Rosa, Manota, Luis José León Estévez (Pechito), Estrada Malleta, Rojas, Cholo Villeta, Germán Pérez Mercado, Del Villar, como 20 hombres... Ángel Ramírez dice que esa fue la tortura más grande que vio hacerle a un preso. Juanito y Yude cerraban los ojos para no verme. Figueroa Carrión puso a mis compañeros a darme chuchazos, pero era obligado, comprendo que el hombre no tenía autonomía. Yo los perdoné en la cárcel", comenta. Refiere que Ernesto Scott, el alemán que según él fabricó la silla eléctrica, le significaba con un gesto: "¡Aguanta!".
"Pero el momento más perverso, más doloroso, se produjo cuando trajeron a Danny Recio, que estaba en La Victoria. Decía que no sabía nada, amenazaban con matarle al hijo y Danny se vencía, ahí vimos lo que era el amor de un padre por un hijo, cómo le pedía: "Ay no, mátenme a mí, pero a mi hijo no lo toquen". Compartió La Victoria con Manolo Tavárez, Leandro Guzmán, Pedro González, esposos de las Mirabal; sus parientes Mario, Marino y René Sánchez Córdova, Delio Gómez Ochoa, Andrés Liranzo, entre otros. Cuando lo pusieron en libertad, en 1961, denunció la presencia de estos en la cárcel, pues los trujillistas lo negaban, y el asesinato de su íntimo amigo Claudio de los Santos.
Lucharía contra los remanentes del trujillato para luego reunirse con Héctor Aristy, Salvador Barinas, Fernando Ortiz Ariza y Ángel Miolán quienes le pidieron, narra, "que los ayudara a conformar el PRD en San Juan de la Maguana". Los complació pero pronto abandonó la agrupación disgustado porque no le agradaron los propósitos que exteriorizó Miolán en una charla "en la que dijo que el PRD iba a ser lo que es hoy: un pegote político, mansos y cimarrones. Parece que ellos querían votos, que la lucha era alcanzar el poder, no tenían que ver con la ética política, comenzamos a mirarnos y nos fuimos".
En el 14 de Junio
Fundó el primer comité del 14 de Junio en San Juan de la Maguana, junto a José Oscar Viñas Bonnelly y Manuel Guillermo Suero. En 1962, durante el Gobierno del Consejo de Estado, Domingo Peña Castillo fue a proponerle unirse a un levantamiento en la montaña pero "ya yo había leído "Guerra de guerrillas", del Che Guevara, se trasladó a donde vivía Manolo Tavárez y lo convenció de desistir "porque eso no era posible".
En 1963 el activo revolucionario sería jefe de suministro y avituallamiento del "Frente Francisco del Rosario Sánchez" "que se levantó por Enriquillo". Era de los pocos con entrenamiento militar que le dio " el ex militar José Antonio Moquete Capell". "Mataron a Emerson Mota Lalane, Chacón. La guerrilla terminó en Polo, nos disgregamos para reunirnos en San Juan de la Maguana y seguir la lucha, porque yo me oponía a la entrega, pero la guardia nos localizó". Hungría fue quien confeccionó los uniformes de los revolucionarios y obtuvo algunas armas para los combatientes.
Recobrada la libertad, en diciembre de 1965 Víctor Mariano Fleury Fernández le convocó a una reunión con Peña Gómez que lo recibió "con una pijama de rayas rojas en las cercanías del hipódromo" para confiarle "toda la estructura del movimiento que iba a dar al traste con el Triunvirato". A pesar de las diferencias con sus compañeros del 14 de Junio, se integró a la revolución, tomó a Radio San Juan y vino a Santo Domingo como comandante en el bastión "Pedro Rosario", de la Tomás de la Concha.
Manifiesta que fue a la guerrilla para que no lo acusaran de cobarde ni de traidor, tras relatar episodios junto a Tony Barreiro, Fidelio Despradel, Roberto Duvergé. "Pero yo me opuse, estábamos jugando a la revolución, la guerrilla no tenía la preparación militar ni existían las condiciones políticas". Pasada la contienda de abril renunció del 1J4 por diferencias con sus dirigentes. Aún así estuvo preso durante casi todos los 12 años de gobierno balaguerista. Cuenta que intentaron asesinarlo en varias ocasiones.
Hoy, dedicado al paisajismo, la radio, el oficio de sastre, confiesa: "No me he tranquilizado. Aunque pienso que el sacrificio ha sido muy grande para conseguir tan poco, vale la pena seguir luchando. El pueblo dominicano logró conquistas, pero cada día un grupo es más rico y la gran mayoría se hace más pobre, entonces esa situación hay que corregirla".
Fuente: Ángela Peña/www.hoy.com.do 27 Marzo 2007

No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo.

Voltaire

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